Un plátano en la ciudad. Bajo sus hojas me detuve. El calor del verano y el susurro de la naturaleza calmaron mi corazón.
Una suave tarde de verano,
me detuve frente a una pequeña escena inesperada.
Entre los edificios grises de la ciudad,
un exuberante plátano se erguía orgulloso y verde.
Firmemente arraigado en la tierra,
parecía hablar en silencio con el cielo.
Sus hojas se mecían con la brisa,
y el sol iluminaba su verdor con brillo deslumbrante.
Solo estaba bajo el árbol,
pero me sentí como si me hubiera transportado
al corazón de una isla tropical.
El ruido se desvanecía,
y el tiempo se desaceleraba un poco.
Sorprendentemente, este plátano crecía
en un pequeño jardín, como un huerto urbano.
El suelo cubierto de hojas secas
y troncos de madera rodeándolo,
parecían hechos con cariño.
¿Quién lo plantó aquí y por qué?
¿Era solo decoración?
¿O un pequeño experimento
para convivir con la naturaleza en la ciudad?
Fuera lo que fuera,
el árbol llenaba el momento de abundancia tranquila.
Entre concreto frío,
soplaba aire cálido tropical.
La gente pasaba de largo,
pero decidí quedarme bajo su sombra.
Bajo el plátano en la ciudad,
el sol, el viento y mi corazón
encontraron quietud.
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