El bosque donde habita el viento – Susurros de sauces en la ciudad

 Al borde de la ciudad, bajo un gran árbol, el tiempo se detiene. Las hojas susurran: “Está bien detenerse, tú también estás bien.”

Al final del sendero,

frente a un árbol que otros podrían haber pasado por alto,

me detuve un buen rato.

Sus hojas verdes cubrían el cielo,

y el árbol, de espaldas a la ciudad,

ofrecía consuelo sin decir palabra.

A diferencia del bosque de edificios a lo lejos,

este árbol ha resistido solo.

Sin que nadie lo note,

brota hojas cada año,

ofrece sombra,

y simplemente por existir, es hermoso.

Cada vez que el viento movía sus hojas, parecía susurrar:

"Está bien detenerse.

Está bien ir más despacio."

Esa frase me reconfortó profundamente.

Los que caminaban conmigo también se detuvieron.

Algunos tomaron fotos,

otros se pararon bajo la sombra.

Nadie dijo nada,

pero quizás todos sentimos lo mismo.

El tiempo frente a este árbol

no era como el de la vida diaria.

Iba más lento,

y me invitaba a mirar dentro de mí.

Tal vez lo que necesitábamos

no eran planes grandiosos ni paisajes espectaculares.

Tal vez solo necesitábamos

descansar bajo la sombra silenciosa de algo que resiste.

A veces se necesita un día así.

Solo bajo un gran árbol,

dejando el ruido del mundo por un rato,

y volviendo a hablarnos a nosotros mismos.