El bosque donde habita el viento – Susurros de sauces en la ciudad

Un bosque de sauces en la ciudad ofrece un respiro tranquilo, enseñándonos el ritmo suave y natural de la vida. A veces, basta con quedarse quieto e…
El bosque donde habita el viento – Susurros de sauces en la ciudad

Al atardecer, un reflejo de calidez

El atardecer tiñe de luz cálida un edificio blanco y convierte un rincón silencioso de la ciudad en un recuerdo lleno de calma.


A veces, un paisaje silencioso se siente más cálido que cualquier lugar lleno de gente.
No hay nadie, pero uno quiere quedarse.

En una tarde de finales de invierno, camino junto al agua en una ciudad desconocida.
El viento sopla sin ruido, los juncos secos crujen, el agua se queda quieta.
Todo parece detenido, pero el tiempo sigue.

A lo lejos aparece un edificio blanco y alto.
Sus esquinas curvas no parecen concreto, sino una pausa acogedora.
Justo entonces, el sol se pone y la luz se desliza por las ventanas,
una línea dorada vertical.
La ciudad parece decirme:
“No soy tan extraña como crees.”

Tal vez alguien allá arriba prepara café
y ve esta puesta de sol todos los días.
O alguien como yo,
simplemente pasa, toma una foto y sigue.

Los árboles desnudos me recuerdan
que esta ciudad aún espera la primavera.
El aire es frío, pero el corazón busca calor.
Descanso en esa línea de luz solar.

Quiero recordar este momento en silencio.
Hasta mis pasos se vuelven cautelosos.
La ciudad no habla,
pero su silencio lo dice todo.

La luz deja huellas.
Aunque regrese la sombra,
la calidez queda.
Este paisaje abrazó el final del día con suavidad.

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