Caminando sobre adoquines grises, entendí que importa más cómo avanzo que a dónde voy.
Un día cualquiera, fue solo un paseo ordinario.
El cielo estaba normal, el aire simplemente bien.
Caminando, mirando mis pies, de repente lo entendí:
Ah, sigo avanzando.
Los adoquines eran de un gris tranquilo,
y una línea oscura los dividía por la mitad.
Parecía un límite,
o quizás solo una decoración sin sentido.
Una zapatilla blanca pisa con cuidado.
Va hacia algún lugar,
pero el destino no importaba.
Caminar era el verdadero significado.
La gente pregunta: “¿A dónde vas?”
Pero yo prefiero: “¿Cómo vas?”
Disminuyendo el paso, observando alrededor,
aprendo a encontrar el camino que realmente deseo.
El camino siempre nos dice algo.
Quizás dice que no pares,
o que vayas más despacio,
o tal vez, que camines sin pensar.
Hoy sigo la textura de los bloques.
Pongo el pie sobre el camino firme,
a veces desalineado,
a veces en perfecta sincronía.
Y mi corazón se aligera.
Incluso sin que nadie me anime,
puedo confiar en cada paso que doy.
Como este camino gris bajo mis pies,
creeré en mi fuerza silenciosa.
Y así, hoy también camino.
Buscando sentido
en un camino aparentemente sin sentido.
Publicar un comentario